miércoles, 7 de septiembre de 2011

INÉDITAS: EL ARZOBISPO Y EL PRESIDENTE

Guardo todavía fresco en mi memoria el recuerdo de unas imágenes propaladas por la televisión peruana el 28 de julio del año 2000: el cardenal José Luis Cipriani, arzobispo de Lima, recibiendo al entonces presidente Alberto Fujimori en la Catedral para el Te Deum por la nueva asunción de mando –Fujimori habia ganado por tercera vez las elecciones, en un proceso fraudulento y tramposo–, intercambiando ambos saludos y sonrisas cordiales, como si de dos viejos amigos se tratara, mientras el centro de Lima estaba siendo convulsionado por disturbios, en que manifestantes fueron atacados con bombas lacrimógenas y palos por la policía y que terminaron con el incendio y destrucción del Banco de la Nación, además de daños en los edificios del Jurado Nacional de Elecciones y el Palacio de Justicia, perpetrados por agentes del Estado infiltrados entre los manifestantes, como posteriormente se supo. Parece que al cardenal Cipriani sólo le interesaba mantener buenas relaciones con el régimen de turno, pues mantuvo un silencio absoluto en lo referente a los crímenes y escándalos de corrupción de la dictadura fujimorista.


La historia se ha vuelto a repetir con el gobierno de Alan García. Respecto a los 93 muertos –sin contar los heridos– habidos durante conflictos sociales mal manejados por el último gobierno de García durante un periodo de cinco años, el arzobispo ha persistido en su silencio, así como no ha dicho nada sobre los más que evidentes escándalos de corrupción que han salido a la luz.

¿Que la Iglesia no debe meterse en política? Esta frase ha sido muchas veces mal entendida, pues la Iglesia tiene el deber de levantar su voz cuando por parte de los poderes políticos hay conductas escandalosas contrarias al mensaje de los Evangelios y que causan agravio y perjuicios a las personas y a los pueblos. Ahí está el caso de Mons. Oscar Arnulfo Romero, asesinado por denunciar los crímenes del gobierno en El Salvador y ponerse del lado de los más desfavorecidos de la sociedad. Entre hacer esto, arriesgando la propia vida, y ser cómplice de los negocios sucios de un Estado mediante el silencio –sazonado con cordiales apretones de mano y sonrisas generosas con el gobernante de turno–, hay una gran distancia.

A esto se suma que el cardenal Cipriani, durante las últimas elecciones en el Perú, tomó partido por Keiko Fujimori, la hija del dictador Fujimori, a través de declaraciones que no dejaban ningún lugar a duda. Además de que una vez se sirvió de las misas dominicales en su arquidiócesis para que se leyera en público un mensaje de defensa contra los "agravios" hechos por Mario Vargas Llosa contra su persona, cuando en los artículos referidos del ganador del Premio Nobel sólo había críticas legítimas al arzobispo de Lima y nada que constituyera propiamente un agravio ni contra él ni contra la Iglesia –a no ser que se considere como tal una legítima diferencia de opinión–. Es curiosa esta manera de intervenir en política por parte de un eclesiástico que debería mantenerse neutral, a lo más proponer algunos principios para ayudar a emitir un voto en conciencia, y no manifestar su preferencia por un candidato, por motivos además discutibles. Aquello de que la Iglesia no debe participar en política es interpretado a veces según las propias conveniencias personales.

Lo más indignante –para mí la gota que colmó el vaso– han sido las palabras elogiosas que tuvo Cipriani hacia el presidente Alan García cuando estaba ya finalizando su gobierno, pronunciadas durante su programa de radio el 23 de julio del 2011:
"Me gustaría hacer una reflexión. Agradecer al presidente Alan García. Creo que ha trabajado con intensidad y mucha muy buena voluntad. El tiempo irá haciendo ver con mucho más amplitud la obra que se ha hecho...

Más allá de las encuestas, me parece que se termina un periodo importante y bueno. La relación con la Iglesia ha sido de respeto. La relación en general con el país ha sido de mejora y de crecimiento. Siempre hay cosas pendientes, como en todo lugar, pero no seamos aguafiestas de echar encima todo lo malo que uno tiene en la cabeza, porque no es justo."
Todo ello ocurría pocas semanas después de haber bendecido la estatua del Cristo del Pacífico el 29 de junio del 2011, durante la ceremonia de inaguración. Esta estatua fue mandada construir de improviso por el presidente Alan García sobre un terreno considerado intangible por su valor histórico. No obstante, el presidente obtuvo sospechosas autorizaciones del Ministerio de Cultura y de la municipalidad local en tiempo récord, sin que conste que se hayan hecho estudios previos de índole cultural, arquitectónica, urbanística, de seguridad ni de ninguna especie. La mayor parte de los costos fueron asumidos por Odebrecht, contratista del Estado, empresa brasileña involucrada en numerosos casos de corrupción a nivel internacional.


La misma estatua es de factura barata ("resina de polyester camada sobre estructura metálica") y de dudosa calidad artística. Aun cuando todo era como para sospechar, el cardenal Cipriani no dudó en avalar la cuestionable e inconsulta iniciativa de Alan García –"es una iniciativa muy buena, de un Cristo del Pacífico muy bueno a un pueblo que lo ha recibido con mucha alegría"– y decidió honrar con su presencia el acto de inauguración, además de cubrir otra vez con un manto de silencio cualquier duda sobre la probidad del presidente García. Pues, como el mismo arzobispo diría posteriormente, "echar encima todo lo malo que uno tiene en la cabeza... no es justo".

Yo, como católico creyente por convicción, he sentido una enorme vergüenza ante los dichos y hechos del pintoresco arzobispo de Lima, y he creído conveniente dar rienda suelta a mi fastidio, dedicándole una canción a esta ambigua relación de respeto que ha habido entre el arzobispo y el presidente. No vaya a creerse que se trata de una canción anti-católica, pues aquí hay que hablar como Juana de Arco, quien ante la afirmación "la Iglesia te condena", pronunciada por los jueces eclesiásticos que la condenaron, respondió: "los hombres de Iglesia no son la Iglesia".

  

Quiero publicar esta canción como un acto de legítima indignación frente a un pastor de almas al cual yo no percibo como representante digno de la Iglesia, aquel Pueblo de Dios peregrino del cual yo formo parte y que busca seguir las huellas de un Jesús comprometido con los hombres y la justicia del Reino de Dios, y como un homenaje de amor al pueblo sencillo que sigue sufriendo mientras los poderosos hacen componendas entre sí para su propio beneficio.


EL ARZOBISPO Y EL PRESIDENTE

quiere el arzobispo
una efigie de almacén
coronando un risco
de arena y oropel

tiene el presidente
su ego en un cartel
tiene un expediente
de sangre y de cuartel

el arzobispo asiente
al olor del muladar
elogia al presidente
y su Cristo frente al mar

cena el arzobispo en un recinto miltar
con el presidente que ha dejado asesinar
a mi pueblo, a mi pueblo querido
a mi gente de barro y olvido
al paisano, al obrero, al caído
al anciano, a la mujer y al niño
al minero, al país campesino
al indígena y al peregrino
al enfermo, al distinto, al perdido
a los hombres que son mis amigos

tiene el arzobispo
un aire a rigidez
un talante arisco
y modales de marqués

tiene el presidente
costumbres de doblez
cada vez que miente
y miente cada vez

el arzobispo tiene
un instinto comercial
encomia al presidente
como hombre muy cabal

cena el presidente en el palacio arzobispal
con el arzobispo que ha olvidado respetar
a mi pueblo, a mi pueblo querido
a mi gente de barro y olvido
al paisano, al obrero, al caído
al anciano, a la mujer y al niño
al minero, al país campesino
al indígena y al peregrino
al enfermo, al distinto, al perdido
a los hombres que son mis amigos

cree el arzobispo
que mora en un vergel
nunca ha padecido
de hambre en su dintel

tiene el presidente
figura de tonel
tiene el pueblo dientes
y nada que morder

el arzobispo rinde
su verbo al capital
alaba al presidente
en su emisión radial

se ha ido el presidente, otro ocupa su lugar
se queda el arzobispo que jamás quiso escuchar
a mi pueblo, a mi pueblo querido
a mi gente de barro y olvido
al paisano, al obrero, al caído
al anciano, a la mujer y al niño
al minero, al país campesino
al indígena y al peregrino
al enfermo, al distinto, al perdido
a los hombres que son mis amigos


A continuación, una demo que grabé de la canción:

 

Licencia Creative Commons
Esta obra de Martin Scheuch está bajo una licencia Creative Commons Atribución-SinDerivadas 3.0 Unported.

DEMO: USTED

Esta canción ya se encuentra en el blog desde el año 2009 (ver AQUÍ). Y si bien tiene un significado general que puede ser comprensible y apelante para cualquiera, en realidad se inspiró originalmente en una persona, Luis Fernando Figari, fundador del Sodalicio de Vida Cristiana, a quien llegué a conocer personalmente.

Debo agradecer a Luis Fernando por haberme inspirado esta canción, tras largos años en que prácticamente no compuse nada y estuve haciendo cuentas con mis propios demonios interiores. Tras haber conseguido una libertad labrada al vaivén de golpes del destino y que me ha acercado mucho más a mis congéneres humanos y a Dios, llegaron para sobrevolar mi inspiración las intuiciones que se han plasmado poéticamente en este tema. Por fin he podido grabar una demo, que está disponible AQUÍ.

La canción está bajo una licencia Creative Commons que permite su distribución, difusión e interpretación tanto comercial como no-comercial, siempre y cuando se mencione al autor y no se le hagan modificaciones no autorizadas.

lunes, 5 de septiembre de 2011

INÉDITAS: DECLARACIÓN DE PRINCIPIOS


Nuevos vientos recorren el mundo generando inquietud y despertando las conciencias. Una primavera de revoluciones juveniles no violentas eclosiona en voces de protesta contra un sistema violento que tiene como credo la ganancia a toda costa y necesita de víctimas, incluso mortales, para seguir subsistiendo. Me siento identificado con esos jóvenes "indignados" que desde España, Portugal, Grecia, pasando por Israel y el mundo árabe, hasta Chile, hacen sentir su inconformidad con los valores burgueses de una sociedad capitalista que ha perdido el horizonte y sólo favorece a unos pocos privilegiados a costa de las grandes mayorías.

La canción que ahora presento es mi ofrenda para esos jóvenes. La comencé a componer en febrero del 2010 por motivos ajenos a todas estas circunstancias. Me demoré como un año y medio en terminarla. A lo largo de ese tiempo se ha ido expandiendo desde mi experiencia personal hacia las aspiraciones de los movimientos juveniles a nivel mundial y ha adquirido las características de un himno a la libertad para ser cantado por los pueblos de todas las latitudes del planeta.

Debo confesar que en parte hallé mi inspiración en la canción "Libre" que interpretara Nino Bravo, y que dice:

Libre,
como el sol cuando amanece yo soy libre,
como el mar.

Libre,
como el ave que escapó de su prisión
y puede al fin volar.

Libre,
como el viento que recoje mi lamento y mi pesar,
camino sin cesar detrás de la verdad
y sabré lo que es al fin la libertad.


Esta canción de más de 9 minutos es la más larga que he compuesto hasta ahora.

Quiero dedicarle esta canción a mi hermano, hombre bueno y sincero, a quien le guardo un cariño entrañable y a quien respeto de todo corazón.



DECLARACION DE PRINCIPIOS

yo no quiero que me digas
que más pesa la barriga
de un señor en pedestal
que mis sueños de cristal

yo no quiero que me pidas
que incinere las heridas
del recuerdo en el fanal
de una historia sin final

sólo quiero que me oigas... compañero
que ya es hora de pisar otros senderos
y dejar el vertedero
que lucía su oropel
y arrugaba su pescuezo de papel

yo no quiero que me sigas
cotejando con la hormiga
que abandona su nidal
por afanes de panal

yo no quiero que me impidas
cosechar mi propia espiga
amanecida en el trigal
y ofrecida para el pan

sólo quiero que confíes... compañero
en las manos que resguardan los luceros
y en los melocotoneros
que atesoran la estación
de una primavera a punto de erupción

bailaremos con locura por las calles
colgaremos las estrellas del balcón
dormiremos en las grutas que cavara mi pasión
y seremos trashumantes de la estera y el arroz
caminantes sin otro destino
que la fuente del vino y del color
estudiantes pateando caminos
escupiendo al rostro porcino
falsario y cansino
de un banco impasible

otro mundo será posible
si de otro calibre
son nuestras primicias

yo no quiero que permitas
los silencios de las mitras
las renuncias al sabor
de la vida en eclosión

yo no quiero que repitas
las consignas manuscritas
de los viejos sin perdón
que asesinan al cantor

sólo quiero que bendigas... compañero
los augurios de los nuevos mensajeros
extranjeros de lo exiguo
pasajeros sin andén
revolucionarios a flor de la piel

soñaremos con las tumbas de los dueños
juntaremos las virutas del limón
pintaremos cada ruta con aromas de melón
sumaremos cada fruta que madura en rebelión
rezumando furor y esperanza
en las danzas de mi generación
empujando el amor como lanza
exhumando las remembranzas
de antiguas matanzas
en nuestra memoria

es posible armar otra historia
sin mierda ni escoria
ni muerte a deshora

quiero invitarte a la vida... hermano
y a caminar juntos lado a lado
y perdonar lo pasado
quiero rendirle homenaje
a ese gran personaje
que fue Nino Bravo

libertad, libertad
queremos libertad
respiramos una aurora de emociones
cuando no hay dictadores
jugando a gobernar
cuando el pueblo se pone
de pie para luchar
contra los esturiones
saqueadores de la dignidad
arrancando de los tiburones
privilegios de puro y gabán

que viva la vida
que muera la muerte
arriba la suerte
del trabajador
obliga la orilla
de nuestra vertiente
a mirarle el diente
al explotador
de la gente risueña
de miel y de avena
espuma serena que se vuelve
rugiente y efervescente
cuando le quitan el sol
cuando le irrigan las venas
con sangre y arena
nacidas de la indignación
rompiendo cadenas
buscando la solución
dudando de las condenas
que urdieron las hienas
en su socavón

libertad, libertad
queremos libertad
perfilamos una euforia de ovaciones
cuando hay revoluciones
a punto de empezar
cuando los camarones
no duermen y remontan
así la corriente
recobrando lo que el capital
destruyó con metal tintineante
y promesas de nunca acabar

que brille la hebilla
del vientre insurgente
que escriba en su frente
su credo en vigor
no encuentra la silla
cabida en lo urgente
quien se sienta pierde
y muerde el cartón
que le frunce su almohada
y revoca su entrada
no sirve de nada
esperar que los buitres
tiendan calzadas
y alarguen su tenedor
hay que estrechar cucharadas
que son cuchilladas
lo que nos deparan
las águilas invasoras
que sobrevuelan la mar
sin sospechar que las olas
les tuercen la cola
y ahogan sus ansias
de dominar las naciones
con pretensiones de paz
queremos paz verdadera
y no madrigueras
de fieras que arrasan
la flora de las laderas
la fauna en insumisión
hay que meter en vereda
con cuerda y madera
a las viejas retóricas
de los cuervos bribones
que arruinan toda ilusión
tenemos nuevas canciones
y proposiciones
cargadas de amor
y de pólvora en agonía
polvo que agarra calor
tenemos la poesía
y la fantasía
a nuestro favor


A continuación, una demo que grabé de la canción:


Licencia Creative Commons
Esta obra de Martin Scheuch está bajo una licencia Creative Commons Atribución-SinDerivadas 3.0 Unported.