jueves, 22 de diciembre de 2011

INÉDITAS: NIÑO


No me ha sido fácil encontrar una imagen apropiada para este post, pues la mayoría de las representaciones del nacimiento de Jesús que conozco están teñidas de una especie de placidez burguesa preciosista, que oculta la humana grandeza de la irrupción de lo eterno en nuestra historia, si es que no la banaliza. Finalmente, me he decidido por el cuadro La Natividad (1912) de Emil Nolde, uno de los más eximios representantes del expresionismo alemán del siglo XX. En la imperfección de los trazos y la crudeza de los rasgos encuentro más profundidad humana que en muchas otras representaciones clásicas o excesivamente cargadas de folklore. Que no voy a negar que también encuentran lugar en mis gustos personales, pero que no encuentro adecuadas para acompañar esta canción navideña que compuse en el año 2001. No se trata de un villancico, sino de una especie de balada en que he incluido algunas imágenes crudas y desgarradoras, sin opacar el significado gozoso de esta festividad cristiana, tratando de evitar caer en la sensiblería fácil y barata que muchos asocian con la celebración navideña.

Como muchas de mis recientes canciones, tuvo un parto prolongado y una historia azarosa, pues fue presentada en un concurso de canciones navideñas donde parece que no gustó, dado que no se ajustaba al estilo ni a la temática de los villancicos tradicionales, y fue descartada en la primera ronda. No ha faltado quien me haya dicho que tiene algunas expresiones de mal gusto, impropias de una canción navideña.

Sin embargo, es una canción que me ha nacido de las entrañas y que me pone muy sensible cuando la canto. Pues me ha ayudado a que perciba a Dios como hermano cercano del barro y de lo frágil, de la nada y de lo efímero, de la ausencia y del dolor, del hambre y de la sed, del amor y de la ternura.


NIÑO

niño
fruto de la esperanza
en tierra de la ausencia
esencia
de la celebración que inciensa
la adoración de su presencia
como ninguna
sol en la cuna
bajo la luna luminosa
de nochebuena
suenan las campanadas
besando la alborada alada
como los labios de mi amada
como la paz de una ensenada
iluminada por las estrellas
y voces bellas
susurrando una canción

niño que alumbra
la sombra del hombre
y derrumba el escombro
de la podredumbre
y de la vieja herrumbre
bajo el derrumbe sin lumbre
de la costumbre insalubre
de la oscuridad

niño
nacido en el estiércol
de la miseria humana
mana
de un manantial su agua pura
para el pastor sediento
viento de la montaña
en la mañana
del nacimiento suyo
luz en el muladar

niño que avienta
la cal cenicienta
del alma sedienta
de faz macilenta
y revienta la fuente
regocijante y fulgente
en la vertiente viviente
de la inmensidad

niño que sana
la caña quebrada
y rebana la insania
de la maña humana
y enrumba la entraña
por la ventana del alba
hacia la aurora dorada
de la navidad


A continuación, una demo que grabé de la canción:

 

Licencia Creative Commons
Esta obra de Martin Scheuch está bajo una licencia Creative Commons Atribución-SinDerivadas 3.0 Unported.

No hay comentarios:

Publicar un comentario