martes, 31 de marzo de 2009

INÉDITAS: LA GUITARRA ROTA


La historia de cómo surgió esta canción tan querida para mí explica por qué elegí su nombre como título de este blog.

Fue a fines de los '80 que entré en un período de esterilidad creativa, que coincidió con el hecho de que mi guitarra sufriera una rotura. Tomé, pues, el instrumento y me dirigí al centro de Lima, a una zona donde había talleres musicales que hacían reparaciones de instrumentos por un precio relativamente económico.

La zona céntrica de Lima ha sido siempre para mí un lugar muy triste, donde se acumulan las miserias humanas en una atmósfera gris, húmeda y maloliente. Esa ida al centro de la ciudad, con mi guitarra rota, símbolo de esperanzas frustradas y heridas interiores, se convirtió en una breve y surreal travesía por los subterráneos de la existencia, de dónde regresé con el corazón estrujado y el alma sangrando, pero a la vez con muchas esperanzas. Y con mi guitarra rota.

Fruto de esa experiencia surgió esta canción, que puso punto final a esta etapa de esterilidad creativa, iniciando otra etapa de mayor riqueza musical y poética en mis canciones, donde surgieron algunas de mis más bellas composiciones.

La guitarra rota es para mí el símbolo del arte que se nutre de la existencia misma, desgarrada entre el dolor y la esperanza.


LA GUITARRA ROTA

se durmió mi canción
cuando fue herida
rota malherida
mi guitarra vida
mi fuente de luz

se partió mi alma en dos
es mi madera
es mi alma madera
la que sufre guerra
la que se quebró

cuando el cántaro está
quebrado a golpe de metal
martillo o espada en las manos de la oscuridad
siempre podrá recobrar su figura
en otra oportunidad

entonces se cerrarán
las grietas que minan su faz
y cuando su espejo devuelva fulgor de amistad
se abrazará a la verdad que nos une
con la raza celestial

el cantor silenció
su cuerda fría
su cuerda sufría
huérfana de vida
sin caja y sin voz

se embotó el tendón
que mueve el canto
que mueve mi canto
dentro del encanto
de un día de sol

ya está el reparador
devolviéndole calor
a la armonía que brota de mi corazón
afinando mi dolor a las notas
del teclado universal

canta el amor, no soy yo
en cada composición
hay una razón que me invade con su inspiración
el dedo de luz misterioso que pulsa
mi cuerda de fibra mortal

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INÉDITAS: USTED


Voy a iniciar esta serie de INEDITAS con la última canción que he compuesto recientemente.

La canción surgió en torno a la idea de los absolutismos ideológicos, que no toman en consideración las vivencias del hombre concreto y quieren cortarle alas a la poesía a través de filosofías rígidas y conceptos estereotipados, desconociendo el lenguaje más profundo de las manifestaciones artísticas. Como lo auténtico sólo puede surgir de un amor apasionado, nació de mi inspiración una frase de la cual brotó, no sin esfuerzo adicional, toda la canción: "usted nunca conoció el amor de una mujer".

Usted es la personificación de la armadura sobre el cuerpo vivo, de la tiranía de la ideología sobre la vida y la sangre, de la filosofía estéril queriendo aprisionar la poesía y el amor en sus rígidos esquemas, de la absolutización del discurso abstracto sobre la libertad humana.

En fin, usted puede ser muchas cosas o personas. La canción invita a ser completada por la experiencia personal de quienes la oigan, a fin de identificar en cada uno al usted de quien hay que despedirse para ser verdaderamente libres.

Si quieres descargar una demo de la canción, haz click AQUÍ.


USTED

usted nunca se entregó
al calor de una mujer
usted nunca tuvo
pasión con locura

usted nunca quiso ser
un amante al amanecer
usted nunca supo
de amor con ternura

usted creyó rescindir
el pretérito y el porvenir
convocando un futuro
para santos y puros
de frugal sumisión
sin migajas para la ocasión

y usted nunca atardeció
con un hijo llamado dolor
que temblando está por la fiebre
que llorando está por el hambre
que creciendo está como un hombre
que buscando está libertad
en el suelo fecundo
de sus sueños oriundos
consumando jocundo el rumor
de su amor por el mundo
su fervor vagabundo
sepultando el difunto pendón
de usted
de usted

usted prohibió caminar
por la vida sin su cristal
usted siempre impuso
sus filosofías

usted quiso disecar
los latidos al palpitar
usted puso muros
a la poesía

usted sólo permitió
los vocablos de su fogón
y sin nombre de alma
el espíritu empalma
con carencia de olor
con ausencia de sangre y color

y usted nunca traspasó
los linderos de su mansión
donde el niño juega con la araña
y el amigo espera en la montaña
y el anciano sueña en la pestaña
del poeta que tañe al amor
con sus manos cansadas
de arrugar madrugadas
conjurando su arcada el valor
de auscultar la calzada
y ocupar barricadas
rubricando su espada un adiós
a usted
a usted

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lunes, 23 de marzo de 2009

CANCIONES: 1492


Ya en un post anterior hablé sobre mi canción Semillas del Verbo, indicando las razones por las cuales renegaba de ella: su exaltación de lo español católico en términos positivos, contrapuesto a lo indígena descrito con categorías negativas, además de su glorificación de lo mestizo por razones puramente ideológicas.

Ello no implica de mi parte una valoración negativa del proceso de evangelización de América Latina, ni tampoco una negación de los aspectos oscuros de las religiones originarias de América, sin por ello menospreciar la cultura indígena, tan humana y valiosa como cualquier expresión humana.

Tengo otras canciones que proclaman con alegría los logros de la evangelización, sin caer en los defectos de Semillas del Verbo, entre ellas Evangelización, Santa María de América Latina, Santo Toribio y el dragón, las inéditas Cristóbal, Estrella de la evangelización y la que ahora nos ocupa.

En ellas se habla de misioneros y santos, comprometidos con la fe y dedicados a una labor evangelizadora, muchos de ellos de origen hispánico, sin caer en esa contraposición odiosa que presenta lo hispánico como luminoso en contraposición a lo índigena, descrito con rasgos puramente negativos. Las luces y sombras de la existencia humana no conocen fronteras, y se hallan presentes tanto en lo hispánico como en lo indígena.

1492 es una de la canciones más alegres que he compuesto, con una letra ligera, adecuada al tono festivo de la pieza. ¿Que le falta profundidad? Pues sí. Pero eso no es problema en una canción pensada principalmente para celebrar, no para reflexionar ni ahondar sobre el complejo proceso de la conformación del catolicismo latinoamericano. Busca ser alegría pura, por más que las estrofas sean lugares comunes que reflejan una visión idealizada de los acontecimientos narrados. ¡Qué más da! También esto tiene su lugar en la vida del común de los mortales. Sólo hay que dejarse contagiar por la música. ¡A gozar se ha dicho!


1492

Cuando Cristóbal Colón
descubrió este continente,
se inició la historia de la evangelización.

Bendito descubridor
de la tierra americana,
Nuevo Mundo que esperaba a Cristo Redentor.

Cruzando las carabelas
el mar bajo las estrellas,
llegaron a nuestras tierras
y dejaron hondas huellas
en la historia americana
de la evangelización.

España fue la elegida
para llevar el Evangelio
a los hombres de piel de bronce
que anhelaban al Señor.

Con santidad y heroísmo
fue forjada por misioneros
esta gloriosa gesta guiada
por la Virgen del Pilar.

Año noventa y dos
del lejano siglo quince,
despuntó en nuestro horizonte la luz de la fe.

En el día del Pilar,
un bello doce de octubre,
nos llegó la Buena Nueva de Cristo Jesús.

Enseñando y predicando
con la palabra y ejemplo,
florecieron nuestros santos,
evangelizando al indio,
negro, criollo y mestizo,
en la fe en nuestro Señor.

Esta es la herencia que nos dejaron
los que forjaron nuestra historia:
¡unamos nuestras fuerzas
para seguir la labor!

¡Hermano latinoamericano,
con el corazón en la mano,
trabajemos unidos
por la reconciliación!

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viernes, 20 de marzo de 2009

CANCIONES: VIENTO EN AYACUCHO


Luego de haber compuesto una canción dedicada a las víctimas del terrorismo en la década de los '80 en el Perú (ver AQUÍ), el tema de la violencia en Ayacucho volvería a rondar mi sentimiento y fructificaría en una nueva canción, más poética aún que Cadáver ayacuchano. Tanto la melodía como la letra hallarían inspiración en una canción que Pablo Milanés, cantautor de la Nueva Trova, le dedicara a los caídos en Santiago de Chile durante la dictadura militar de Pinochet, cuya letra transcribo a continuación:


YO PISARE LAS CALLES NUEVAMENTE (Pablo Milanés)

Yo pisaré las calles nuevamente
de lo que fue Santiago ensangrentada,
y en una hermosa plaza liberada
me detendré a llorar por los ausentes.

Yo vendré del desierto calcinante
y saldré de los bosques y los lagos,
y evocaré en un cerro de Santiago
a mis hermanos que murieron antes.

Yo unido al que hizo mucho y poco
al que quiere la patria liberada
dispararé las primeras balas
más temprano que tarde, sin reposo.

Retornarán los libros, las canciones
que quemaron las manos asesinas.
Renacerá mi pueblo de su ruina
y pagarán su culpa los traidores.

Un niño jugará en una alameda
y cantará con sus amigos nuevos,
y ese canto será el canto del suelo
a una vida segada en La Moneda.

Yo pisaré las calles nuevamente
de lo que fue Santiago ensangrentada,
y en una hermosa plaza liberada
me detendré a llorar por los ausentes.


Viento en Ayacucho me nació de lo más hondo de las entrañas y fue mi respuesta personal al dolor vivido por las víctimas del terrorismo. Se encuentra entre mis mejores composiciones. La interpretación de Takillakkta es electrizante, tal vez una de sus mejores interpretaciones de una canción mía. Aun así, hay un verso que es cantado de manera incorrecta: "que hacen sombra a la herida de Ayacucho".

En la versión de Takillakkta la voz une la primera palabra con la primera sílaba de la segunda, como si se tratará acústicamente de una sola sílaba:

[que_ha]-cen sombra a la herida de Ayacucho.

Como consecuencia, el verso tiene una sílaba menos y se pierde la acentuación natural en "sombra", que es pronunciado como "sombrá".

La manera correcta de cantar estar parte es separando fonéticamente "que" de "hacen":

que | hacen sombra a la herida de Ayacucho.

Además, si bien la letra original dice:

si nacerá del pueblo asesinado
una tierra donde no exista el hambre,


me parece conveniente cambiar la palabra "tierra" por "patria", pues es más sugerente y permite expresar más vivamente la diferencia entre la patria buscada por los grupos armados y la verdadera patria, donde se respeta la vida y se practica la justicia y el amor.

A continuación, incluyo la letra original de la canción [¡Ojo con la transcripción que aparece en la cubierta del CD de Takillakkta! Hay un par de errores en la letra de la canción]:


VIENTO EN AYACUCHO (LETRA DEFINITIVA)

Me hice viento de gemidos grises
para soplar donde se muere mucho
y volé hasta las montañas tristes
que hacen sombra a la herida de Ayacucho.

Me pregunté en los valles devastados
por el espectro armado color sangre
si nacerá del pueblo asesinado
una patria donde no exista el hambre.
¿Acaso el odio es semilla de ese sueño?

Recorreré los cerros y quebradas
y lloraré en el alma desolada
de la gente inocente que ha caído.

Escribiré sus nombres sobre piedra
y crecerá verde como la hierba
del corazón en ruinas nueva vida
que mojará su savia en el amor.

Me hice voz del comunero pobre
para gritar que donde hay violencia
crece el dolor en la zona del hombre
y muerden las fieras de la injusticia.

Me pregunté quién terminó vencido:
si el campesino que ahora es ido
o el guerrero que ha sucumbido
a los abismos y a negros instintos,
a la historia que la muerte ha tejido.

A ti, vencido en la peor batalla,
en la que escondes tras de tu pantalla,
quiero decirte estas fuertes verdades.

Yo sólo tengo voz, guitarra y viento
para poder herir tu sentimiento
con la conciencia de que aún hay tiempo
para cambiar en oro la destrucción.

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CANCIONES: CADÁVER AYACUCHANO

La década de los '80 en el Perú estuvo marcada por el accionar terrorista de grupos como Sendero Luminoso y, en menor medida el MRTA (Movimiento Revolucionario Túpac Amaru). Origen y centro de este accionar fue el departamento de Ayacucho en la sierra peruana. Era inevitable que terminara componiendo una canción que tuviera como tema el sufrimiento ocasionado por la violencia terrorista. Ya Eduardo Gildemeister había compuesto una canción con este tema, intitulada simplemente Ayacucho, con un estribillo que decía: "¿Qué pasa en Ayacucho, / en esa región? / La mamacha llora mucho / que llora mucho en Ayacucho". Se trataba de una canción sencilla, que buscaba que el público limeño que asistía a sus presentaciones tomara conciencia del problema de violencia que se estaba desarrollando en provincias. Lamentablemente, más allá de algunos livianos juegos de palabras haciendo alusión a la violencia y al sufrimiento ocasionado, además de una sentimental invocación al patriotismo, la canción no tenía mayor contenido.

Mi intención fue componer una canción donde el sufrimiento y la muerte se vieran provistos de sentido gracias a la esperanza cristiana. A su vez, tenía que ser una canción de imágenes crudas y de lamentaciones dolientes, que impactara sensiblemente a los que la oyeran. La inspiración me vino de un hermoso poema de Céar Vallejo, incluido en su libro España, aparta de mí este cáliz (1937) y que transcribo a continuación:


MASA (César Vallejo)

Al fin de la batalla,
y muerto el combatiente, vino hacia él un hombre
y le dijo: "No mueras, te amo tánto!"
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.

Se le acercaron dos y repitiéronle:
"No nos dejes! ¡Valor! ¡Vuelve a la vida!"
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.

Acudieron a él veinte, cien, mil, quinientos mil,
clamando: "Tánto amor, y no poder nada contra la muerte!"
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.

Le rodearon millones de individuos,
con un ruego común: "¡Quédate hermano!"
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.

Entonces, todos los hombres de la tierra
le rodearon; les vio el cadáver triste, emocionado;
incorporóse lentamente,
abrazó al primer hombre; echóse a andar...


En mi canción, el cadáver inocente del campesino asesinado no se levanta, pero lo haría si se tratara de abrazar con un amor lleno de perdón a su asesino. A la vez, su muerte se convierte en promesa de nueva vida, que se hará realidad con la resurrección futura. Todo ello es dicho con expresiones crudas a las cuales subyace una vívida inspiración cristiana, aunque sin mencionar verbalmente de manera explícita contenidos cristianos. En esa época ya estaba componiendo canciones de acuerdo a los principios de la Nueva Gesta: crear canciones de inspiración cristiana pero sin menciones explícitas a los contenidos doctrinales de la fe.

La interpretación de Takillakkta es decente, aunque no llega a alcanzar las cotas de expresividad deseadas. La zampoña termina su parte con un par de notas de las cuales se debió haber prescindido. La voz recita los versos muy tibiamente, de modo muy uniforme y marcado, cuando se debió haber optado por un tono quejumbroso, lloroso, doliente. La parte final no contrasta suficientemente con el resto de la canción. Le falta al final a la canción el sentido festivo que debe coronar, a manera de contraste, la lamentación dolida del cadáver.

A continuación, incluyo la letra original de la canción [¡Ojo con la transcripción que aparece en la cubierta del CD de Takillakkta! La puntuación no siempre es correcta y hay un par de errores en la letra misma]:


CADAVER AYACUCHANO

Hay fantasmas del olvido
en mi pueblo ayacuchano;
perros de muerte han mordido
los corazones serranos,
y la sangre derramada
riega los surcos que han recogido
años de sudor campesino,
cuerpos destrozados que ya no comerán
frutos de su suelo andino.

Y derrumbaron nuestro destino
los que llegaron por los caminos
empuñando la muerte con el fusil.
¿Acaso trajeron la justicia
los mensajeros de la violencia
que hundieron garras en nuestro porvenir?

Ojos que no se han cerrado
miran de cara a la tierra;
el cadáver ha llorado
con una pena que encierra
preguntas desoladoras:
"¿Qué culpa tienen los niños
para morir a manos de hombres armados?
Si hablan de igualdad y justicia,
¿por qué nos han asesinado?"

¡Hombre del sendero equivocado,
date cuenta de que has destilado
amarga hiel de odio en tu corazón!
"Si pudiera levantar cabeza
—pensó el cadáver en su tristeza—
¡te abrazaría hermano con mi perdón!"

Campesino, dolor fructificado
hay en la muerte que se abrió en tu costado;
tu esperanza no ha sido decapitada,
brotará de tu cuerpo caído renovada,
y esos brazos tuyos que al campo han roturado
cosecharán frutos más allá de este lado,
y en la eternidad el amor resucitado
besará tus heridas de muerto mutilado.

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lunes, 16 de marzo de 2009

CANCIONES: SEMILLAS DEL VERBO


Compuse esta canción a fin de dar expresión a la visión ideológica sobre la conquista de América que tiene la institución católica dentro de la cual se enmarca Takillakkta. Esta visión, si bien admite que la historia de la evangelización de América Latina estuvo tejida de luces y sombras, resalta a tal punto las luces que omite mencionar o describir ninguna de las sombras de esa historia. Los españoles que llegaron al Nuevo Continente son vistos generalmente como los heroicos y valientes portadores del Evangelio, y los indígenas como aquellos que, guardando las "semillas del Verbo", vivían en un mundo de tinieblas y ansiaban en el fondo ser evangelizados y abrazar la fe cristiana.

No comparto ahora el sentimiento triunfalista que inspiró esta canción, ni la concepción estereotipada sobre los pueblos indígenas que hay en ella, a los cuales se les canta: "rompe los muros del odio y la maldad, / abre caminos de amor y libertad", como si el odio y la maldad hubieran estado enquistados exclusivamente en ellos y no tanto en aquellos que vinieron a conquistarlos. Se dice de ellos que son "hombres de bronce llenor de valor, / indios que anhelan la liberación / de los demonios de un pasado ignoto, / de las cadenas que tendió el temor". Más adelante se dice que "la luz de Dios que se ha hecho hombre / rasga la oscuridad de nuestro cielo". En fin, muchas de las notas negativas se ponen sobre los indígenas, mientras que los españoles, "hombres de acero en plan de conquistar", son los portadores de la verdad y de la Buena Nueva que trae la salvación a las tierras americanas. Se glorifica también el "nuevo linaje" que nace en la América conquistada, la "América de faz mestiza".

La glorificación del mestizaje se erige, pues, como un componente puramente ideológico, pues América Latina es multicultural y multirracial, siendo la figura del mestizo tal como se refleja en la canción un producto especulativo del pensamiento, un ideal que no se da de esa manera en la realidad concreta de carne y hueso. ¿Es realmente necesario que haya un nuevo linaje, que parece ser mejor que el anterior?

Que hubo fusiones étnicas en la América de la conquista es innegable: a través de amoríos eventuales, encuentros sexuales ocasionales, violaciones, concubinato, rara vez a través de un matrimonio, siendo en la mayoría de los casos la cópula de un varón blanco con una mujer indígena lo que llevó a la procreación de hijos mestizos.

Actualmente no comparto esta visión triunfalista, que idealiza símbolos y protagonistas, pero olvida o relega al silencio la manera concreta en que se dieron las fusiones de sangre, razas y culturas, así como tampoco comparto los idearios contrarios que presentan al mundo indígena con características utópicas. La historia de la evangelización de América Latina es un entramado de acontecimientos, donde se da un encuentro de pueblos y culturas, con actores que son hombres, nada más que hombres, ni mejores ni peores unos y otros, simplemente humanos.

No creo que para exaltar la fe cristiana sea necesario presentar de manera negativa a nadie, ni siquiera a los que andan en el error, ni glorificar retóricamente a los que se adhieren a la Iglesia. Hay fidelidades que encierran múltiples traiciones a lo humano y a la propia conciencia, y a veces nada es lo que parece. Basta con hurgar un poco debajo de la superficie para encontrarse con sorpresas.

Aún así, no obstante todas las sombras, la mayoría de los habitantes oriundos de América Latina se plegaron al catolicismo. La historia de los pueblos americanos y de la Iglesia presente en ella sigue estando marcada por luces y sombras, así como lo estuvo también la historia del catolicismo español. Dios escribe derecho con letras torcidas. Lo ha hecho siempre y lo seguirá haciendo hasta el fin del mundo, pues lo humano siempre será humano, con toda su grandeza y sus marcadas carencias, aunque siempre provisto de una dignidad inherente a su condición.

Creo que el respeto hacia todo ser humano –sin considerar su procedencia étnica, su género, su religión, sus ideas, sus opciones éticas– es el punto de partida de una auténtica evangelización, que exprese auténticamente el misterio de la presencia de Dios hecho hombre a través de un testimonio de vida, que no estará libre de máculas y caídas, pero que permitirá, como un cristal, traslucir la luz de un misterio que es más grande que el hombre mismo.

La propaganda proselitista, en cambio, es sólo la caricatura de ese testimonio de vida, pues no refleja lo auténtico, sino una perspectiva manipulada de lo que debería ser la vida.

Vista desde la distancia del tiempo, esta canción me parece responder a estereotipos étnicos y culturales –tanto de lo hispánico como de lo indígena–, además de estar cargada de versos grandilocuentes que se asemejan en su forma a himnos políticos de ideologías como el fascismo y el comunismo:

Desde los siglos de oye un gran clamor...

Llegan también armados con verdad...

En las montañas se oye un gran fragor,
sobre la sierra apunta un resplandor...

...hierve en tu sangre gloriosa...


Considero ahora que la letra en su conjunto de esta canción carece de sustancia, unido a una música pobre en matices, que sólo busca transmitir una perspectiva religiosa institucional, una actitud militante y combativa, aunque no en el mejor sentido de la palabra. Se trata, pues de una canción comprometida, pero no con el hombre concreto que sufre ni con el pueblo, sino con una ideología elitista y poco respetuosa de lo indígena, que yo por ese entonces compartía.

Sea como sea, debo reconocer que fui yo mismo el que compuso esta canción, de la cual reniego actualmente, pero cuya letra transcribo a continuación en honor a la verdad histórica:


SEMILLAS DEL VERBO

Desde los siglos se oye un gran clamor
de una América en busca de Dios,
llevas oculta en ti una Presencia,
son las semillas de Dios en tu esencia.

Hombres de bronce llenos de valor,
indios que anhelan la liberación
de los demonios de un pasado ignoto
de las cadenas que tendió el temor.

Tierras de América brotan
semillas de salvación.
Desde una tierra remota
te llega a ti el Salvador.
Rompe los muros del odio y la maldad,
abre caminos de amor y libertad.


Barcos hispanos llegan por la mar,
hombres de acero en plan de conquistar
este suelo fecundo de misterios,
señalado por el Dios esperado.

Llegan también armados con verdad
hombres dispuestos a evangelizar:
los misioneros enviados por Cristo
que harán crecer las semillas de Dios.

Tierras de América brotan
semillas de salvación.
Desde una tierra remota
te llega a ti el Salvador.
Rompe los muros del odio y la maldad,
abre caminos de amor y libertad.


En las montañas se oye un gran fragor,
sobre la sierra apunta un resplandor;
la luz de Dios que se ha hecho hombre
rasga la oscuridad de nuestro cielo.

Nuevo linaje que nace al calor
de la Madre de nuestro Salvador,
nace la América de faz mestiza
con el alma marcada por la Cruz.

Tierras de América brotan
semillas de salvación.
Desde una tierra remota
te llega a ti el Salvador.
Rompe los muros del odio y la maldad,
abre caminos de amor y libertad.


Alma mestiza de América,
hombres con un corazón,
hierve en tu sangre gloriosa
un ideal de evangelización.